Ricardo Fort tuvo su mejor cosecha: fue la estrella del palco

El mediático empresario y cantante recibió el cariño de la gente. Mirtha Legrand dijo que es una de las mejores fiestas del mundo.

Como una tromba hizo su aparición el empresario devenido en artista mediático Ricardo Fort cuando promediaba el Carrusel vendimial.

Corridas, empujones, cámaras, marañas de cables, celulares, todos quieren obtener algo de este personaje que apareció repentinamente en la entrada del Hotel Hyatt rodeado de guardaespaldas, caminando a toda velocidad hacia el palco, donde obtuvo un distinguido lugar a la derecha del gobernador Celso Jaque.

"¡Ricardo, Ricardo!", se escuchó permanentemente durante su estadía allí, todos lo conocen, todos quieren estar cerca, nadie quiere perderse un detalle. Su presencia provoca un revuelo del cual es absolutamente consciente y que sin dudas disfruta.

El palco, que hasta hacía un instante tenía un ambiente tranquilo y festivo se transformó en un enjambre de fanáticos que obligaron a detener la circulación de carros.

La policía que se encontraba diseminada por los alrededores rápidamente tuvo que formar un cordón entrelazándose con los guardaespaldas para detener a la muchedumbre en la que se distinguían mayormente mujeres de edades diversas pero que se unían en un suspiro: "Ricardo, Ricardo".

Cuando esto sucedía iba pasando el carro de Guaymallén, pero quizá pocos se dieron cuenta y probablemente sea lo único auténticamente vendimial que vio Ricardo Fort en el Carrusel...si es que lo vio.

Los fanáticos vendimiales mostraron su lado cholulo y apelaron a cualquier papelito que permitiera plasmar un trazo de su mano.

No se mostró molesto y accedió a lo que se le pidió. "Ricardo, mandále un saludo a Laura", le dice alguien acercándole un celular, algo que repitieron muchos para darle una alegría a alguien que se sabe fanático. Firmó lo que se le acercó, hasta dinero. Se lo vio firmar varios billetes de dos pesos y hasta uno de cien que según pudo saber Los Andes pertenecía a un chofer de la gobernación.

"Amo Mendoza, me encanta, la gente es increíble. Había venido antes pero nunca a la Vendimia, es una hermosa fiesta" comentó y explicó que lo invitó el Hotel Hyatt.

Dio la casualidad que unos minutos antes de su aparición quien ocupaba su lugar y atraía todas las miradas era Mirtha Legrand, una habitué de la fiesta del vino mendocina, que decidió retirarse a mitad del Carrusel. Esta situación generó suspicacias ante lo cual Fort respondió con sonrisa socarrona "Me parece que a Mirta no le gusta que yo esté acá, pero habría que preguntarle a ella lo que piensa".

El hombre no pasa desapercibido. Lucía camisa blanca labrada que dejaba ver los tatuajes de sus brazos y se ajustaba a su musculoso torso, un reloj de valor incalculable, un cinturón que desbordaba de piedras tipo strass, jeans con costuras blancas y botas tipo tejanas con cuero de dos colores.

Quizá las botas fueron un exceso porque parecía tener calor, estuvo todo el tiempo empapado de pies a cabeza. Verlo recordaba a Brednan Fraser convertido en jugador de básquet en la película Al diablo con el diablo, en la que el personaje transpira a chorros.

A su lado estaba su novia Virginia Gallardo, quien no emitió palabra alguna.
Media hora después, luego de saludar a muchos desconocidos por teléfono y firmar innumerables autógrafos, Ricardo Fort decidió retirase, sin haber visto lo que realmente sucede en el Carrusel pero permitiendo que las cosas volvieran a su lugar, momentos después volvieron a circular los carros.

Fuente LOS ANDES