un libro y una película new age, fenómeno sin límites que inspira a celebridades.
Número uno en ventas en la lista del NYT –desbancó a Harry Potter– lleva vendidos 16 millones de ejemplares en 40 idiomas y el DVD es uno de los más pedidos en Amazon. La polémica en torno a una receta de pensamiento positivo que –dicen– ya conocía Platón.
Pedí. Creé. Y pasá a cobrar. Ésta no es la trinidad de una campaña publicitaria de un banco privado. No es el lema de un piquetero K. Es la flamante tríada reveladora de El secreto, los tres pilares que se remontan a los tiempos del gran Hermes Trismegisto en el año 3000 antes de Cristo, y donde se asienta el boom new age del nuevo siglo, uno de los éxitos editoriales y televisivos más resonantes de los últimos años: 16 millones de copias en 40 idiomas en formato libro, número uno en ventas en la lista del New York Times –desbancó a Harry Potter–, y su película en DVD resultó la más vendida de Amazon durante el año de su estreno.
“Los seres humanos, sin ninguna excepción, tienen la habilidad de transformar su debilidad y sufrimiento en fortaleza, poder, paz perfecta, armonía y abundancia”, dicen los productores de El secreto, una fórmula de pensamiento positivo que, según los creadores del boom, atrae todo aquello que uno desea y que ya era conocida por Platón, Shakespeare, Víctor Hugo, Beethoven y Albert Einstein, y era transmitida por los babilonios, los egipcios, el hinduismo, el budismo, el cristianismo y el judaísmo. “El secreto se ha utilizado para atraer infinidad de cosas”, alienta el libro, “desde un estado de humor específico hasta diez millones de dólares”. No hay diferencia, dicen, entre atraer una taza de café o a Pamela Anderson. Está todo en la mente.
De tan comentado, reproducido, pirateado, elogiado y criticado a cuatro años de su desembarco –llegó a repartirse de regalo en la gala de los premios Oscar–, El secreto sigue más vigente que nunca. Fue motivo de joda en la revista Mad, de análisis cínico de un ganador del Pullitzer, y acaba de ser parodiado en la última temporada de Los Simpson: Bart le regala a una mujer un libro titulado sugestivamente La respuesta, y gracias a él la mujer puede abrir su propio local de muffins. En las últimas semanas, el fenómeno acaba de sumar a su adepto local más reciente: el siempre deseoso Ricardo Fort. “Yo no creo en Dios”, confesó el chocolatinero más famoso, “yo creo en la ley de atracción y el libro El secreto me cambió la vida”.
Por dondequiera que se lo mire, es un fenómeno sin precedentes. El secreto no fue concebido por un gurú de las finanzas. O por un maestro recién descendido del Himalaya. Lo creó una productora australiana de televisión venida a menos, una profesional especializada en programas de alienígenas, crímenes y experiencias cercanas a la muerte, llamada Rhonda Byrne, quien, a un año de revelado El secreto, fue considerada por la revista Time una de las 100 personas más influyentes del mundo, y trepó a la lista de las más reconocidas de la revista Forbes.
En 1994, Byrne había tocado fondo. Su padre acababa de morir y su productora estaba a un paso de la quiebra. Su hija le dio un libro cuyo título lo dice todo: “La ciencia de hacerse rico”, de Wallace D. Wattles, publicado en 1910, donde revelaba la esencia de la ley de la atracción y el pensar en positivo. “Aún recuerdo mis lágrimas cayendo sobre las páginas mientras lo leía”, comentaría ella, cuando ya El secreto no tenía nada de secreto. Byrne investigó rastros de pensamiento positivo en cada religión, se contactó con su equipo en la productora Prime Time de Melbourne, y se largaron a Estados Unidos a producir la película. En siete semanas entrevistaron a 55 académicos, gurúes de autosuperación, físicos cuánticos y maestros del feng shui.
Ocho meses más tarde, Byrne estrenaba la película con bombos y platillos y lanzaba una campaña de marketing arrolladora donde presentaba El secreto como una fórmula mágica aplicable absolutamente a todo: dietas, crecimiento profesional, económico, alianzas amorosas. Si esto no le resulta familiar, pruebe con Las mil y una noches y vaya al relato de Aladino y su lámpara.
En Estados Unidos, el fenómeno cautivó a Oprah Winfrey, que le dedicó dos programas, al entrevistador de la CNN Larry King y a Nicole Kidman, quien confesó recientemente en una fiesta: “Es un libro tan simple e inteligente, y me ayudó a trabajar un montón de cosas en mi matrimonio”. Hoy en día circulan miles de relatos que dan cuenta de cómo la gente hizo realidad sus sueños con un simple trabajo de neuronas: tumores curados, ascensos meteóricos, milagrosas recompensas económicas; incluso la propia Byrne confesó que el pensamiento positivo mejoró su visión y hoy ya no necesita anteojos. “Yo había empezado a pagar un departamento en cuotas que se entregaba por sorteo. Me decían que iban a tardar diez años en adjudicármelo”, dice la argentina Lorena Bocca, maestra jardinera. “Activé mi deseo y en dos meses me lo dieron”.
“La ley de la atracción es una ley correcta”, explica a Crítica de la Argentina Bernardo Stamateas, uno de los gurúes de autosuperación más vendedores de Latinoamérica. “Nos juntamos con gente con nuestro mismo nivel de estima. Desear es muy importante, es parte de la inteligencia motivacional. Pero hacen falta otros elementos, no quedarse sólo con el deseo. Eso es fantasía. Las cosas se alcanzan con trabajo, y crecimiento diario”.
No todos son tan imparciales como Stamateas. La periodista Barbara Enreich, a quien un cáncer de mama le cambió su modo de ver el mundo, escribió un libro fulminante –El lado brillante– sobre cómo el pensamiento positivo está convirtiendo a Estados Unidos en un país de rascadores de ombligo que creen que pueden cambiarlo todo desde el sofá. “Cuando los líderes de las potencias mundiales caen en el misticismo y empiezan a creer que pueden modificar las cosas a través de sus vibraciones mentales sin levantar un dedo”, escribe Enreich, “es hora de escapar y dedicarse a la ganadería en una granja en Idaho”.
“Esto es solamente materialismo disfrazado de espiritualidad”, advierte Jorge Giménez, psicólogo y chamán urbano, un detractor acérrimo del fenómeno. “Hacer creer que la satisfacción personal es también la voluntad del universo es peligroso. El secreto enseña a la gente a soñar con tener y no a aprender a ser. Pero claro, es mucho más fácil pensar que voy a conseguir lo que quiero onanistamente. Esto no sólo distrae, también les echa la culpa a los pobres por su pobreza. Es decir, los ignorantes no son desposeídos, son desganados”.
A la ola de críticas adversas se sumaron dos ex empleados de la productora que le iniciaron una causa a la autora de El secreto por incumplimiento de pagos. Uno de ellos, Drew Herriot, es el director de la película, el otro es Dan Hollines, el hombre que desparramó el boom por internet, una de las razones, se cree, de que haya tenido una repercusión tan vertiginosa en tan corto tiempo. Ambos aseguran que la autora les prometió un porcentaje significativo de las ganancias. Al 2008, el fenómeno de El secreto cosechaba 300 millones de dólares. Como parte de pago tanto Herriot como Hollines esperan algo más que buenas vibraciones del universo.
FUENTE CRITICA
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Siempre la fórmula para el éxito es desear algo con mucha constancia, mucho empeño y mucha vehemencia. Yo creo que en esos casos nuestra voz interior se eleva tanto que Dios llega a escucharnos y nos cumple los deseos.
ResponderEliminarSoy seguidora de Fort y Fanatica de la ley de atraccion, me encanta saber que el la ha aplicado y que tambien ayuda a darla a conocer y que otros tambien la apliquen.
ResponderEliminarSaludos!
LARA:
ResponderEliminarTE CUENTO QUE MUCHOS LE INCULCAMOS
LA FÉ QUE TENEMOS EN DIOS
LOS LOGROS DE RICHARD ,TIENEN UN RECTOR
COMO EL SECRETO,PERO LA FÉ EN DIOS
ES FUNDAMENTAL PARA CONSOLIDAR Y
ESTA CLARO QUE SI DIOS NO HUBIESE
QUERIDO HUMMMMM
ASI QUE LE PROPUSIMOS A RICHARD
QUE SE ACERQUE A DIOS Y NOSOTROS
AL SECRETO!
EL ESTA CUMPLIENDO Y YO ESTOY
FALLÁNDOLE, UN POCO,TODAVÍA NO LO COMPRÉ,
PERO ESTOY EN ESO!
PARA TU ALEGRÍA SABE QUE MUCHOS LO HAN
COMPRADO Y ES BUENO EL COMENTARIO
BESO!, GRACIAS POR SER FAN DE RICHARD
PERO LA CONDICIÓN ES AMARLO! ACA SE LE
AMA!!! Y SE LE DEMUESTRA!!! BESOS!
RICHARD: VINE A DECIRTE QUE
TE QUIEROOOOOOOOOOOOOO!!!
TE CUENTO QUE HAY DOS LARAS ADEMÁS, DE VOS.
ResponderEliminarES RELINDO TU NOMBRE